EL MITO DEL PUEBLO OPRIMIDO
UN INTENTO DE APROXIMACION PARA ENTENDER MEJOR LA GUERRA EN BOSNIA CON LA AYUDA DE "MASA Y PODER" DE ELIAS CANETTI
Elias Canetti, que investigó sobre los mitos de tantos pueblos, mencionó sólo de pasada los problemas de las naciones y nacionalidades de los balcanes en una de sus obras preferidas, "Masa y Poder". A pesar de ello, observó e interpretó muchos de los fenómenos que, si bien no explican en su totalidad los acontecimientos actuales, nos aportan un punto de luz sobre unos hechos que muchas veces resultan incomprensibles tanto para los periodistas que no conocen la lengua como para los diplomáticos que desconocen que en realidad son distintas las guerras que separan Yugoslavia de una forma tan sangrienta.
En primer lugar, Canetti expone en sus brillantes ensayos el problema de lo que denomina "masas invisibles", es decir, los muertos y las fuerzas motivadoras que desarrollan: de la etnia de los Xoxas - a los cuales Canetti dedica una de las partes más impresionantes del libro - le llama poderosamente la atención lo "vivos que son los muertos" para los Xoxas. Forman el segundo ejército, el más poderoso, e incluso pueden iniciar guerras. No debe interpretarse al pie de la letra y buscar la similitud histórica entre una tribu suprimida por la colonización del siglo XIX y la política serbia del siglo XX. Pero la observación de los Xoxas y su culto a los muertos - que desemboca en la agresión - saca a la luz algunos rasgos que forman parte de la historia serbia.
Yo no conozco ninguna otra cultura en Europa que se base tanto en los muertos, de una forma tan amarga, entusiástica y pasional, tan enamorada del dolor y del luto como los serbios. No olvidan a los muertos durante siglos, y reviven sus penas una y otra vez, y les lamentan durante varios siglos después: esta memoria colectiva se revive como experiencia nacional en las fiestas anuales en memoria de la derrota serbia del "Amselfeld". Hace ya más de seis siglos - el día 28 de junio 1389 - los ejércitos serbios, con las tropas de los albanos, búlgaros y valajos, fueron derrotadas por el poderoso ejército de los otomanos. Con los condados desaparecieron entonces los pequeños estados de los balcanes y permanecieron durante siglos bajo influencia turca.
Pues bien, seis siglos después de esta derrota todavía conjuran aquel día de desgracia todos los domingos en la oración e invocan no sólo al viejo conde Lazar, que resultó vencido, sino también al Millos Obilic, valiente guerrero que apuñaló al sultán vencedor, a costa de su propia vida. Desde hace siglos invocan a la oración a un puñado de déspotas serbios - con el único mérito de un despotismo serbio y no turco o habsburguiano - para poder continuar cerciorándose de su existencia como nación.
Pero los muertos serbios del Kosovo - Polje, del Amselfeld, han quedado vivos no sólo en la oración del domingo, sino también en las canciones de cada día; innumerables películas de aventuras históricas han sido rodadas hasta hoy; cada niño en Serbia crece escuchando ridículas leyendas llenas de muerte que describen a los turcos que pasaron por encima de la sangre serbia, sangre que les llegó hasta la rodilla.
Lo asombroso del caso es que estas imágenes de terror y sufrimiento no se palían en la memoria colectiva. Al contrario, son imágenes incandescentes que avivan los abuelos, los curas, los profesores y los moderadores, y que consagran a la memoria en una mezcla de incienso y alta tecnología. Puede ser que las imágenes de que tratan estas leyendas nos parezcan ridículas porque ha pasado medio milenio, pero sus colores resultan ser tan vivos como los rasgos que hayan dejado en cada uno.
Nada ha pasado a la historia, nada ha envejecido, se mantiene como una llaga abierta: Lazar, el conde ejecutado, lo es una y otra vez, y el luto que exige y fomenta este acontecimiento está presente, como si hubiera sido asesinado ayer mismo. El día nacional de luto, el 28 de junio, se convierte en una "eucaristia" en la que se unen los que viven con los que murieron torturados.
Lo que se experimenta con esta conexión del pasado con el presente es la fuerza que pasa de los sufrimientos de los fallecidos a los vivos. La imagen actual de sí mismos está enlazada estrechamente con los antepasados que fueron asesinados, oprimidos, perseguidos. Las mil víctimas de Amselfeld siguen viviendo sólo por el hecho de que fueron víctimas. El culto a las víctimas nacionales provoca que los lamentadores renacen como inocentes de hoy y futuras víctimas.
Este es el poder del mito del Amselfeld : que los serbios están oprimidos y tan amenazados que el peligro de la existencia de su pueblo sigue en pie. Nadie duda del mito, con lo cual resulta que ejerce de mito sobre muchos que quizás no comparten la idea de una gran serbia. El mito capacita a los que están bajo su influjo a aguantar grandes penas : ha sabido acompañar a la nación durante siglos, en una historia incierta y, en muchas ocasiones, cruel. La nación ha adoptado la fuerza de resistir contra muchos opresores y atacantes, y ha mantenido la unidad contra una fuerza brutal y contra las tentaciones de la asimilación.
Los muertos viven y protegen a los vivos, pero también les tientan. Basándose en la escena permanente del sufrimiento serbio, deducen el derecho no sólo a permanecer atentos sino también a atacar previamente. La fiesta del VI centenario de la conmemoración del Amselfeld - que está situado en el Kosovo, poblado por una mayoría albana - se convirtió en 1989 en un acontecimiento de masas con rasgos fascistas y fue un paso importante en el camino de las nuevas guerras en los balcanes.
Los horribles crímenes que han sufrido los serbios han nutrido el mito : empezando por la "furiosa justicia bélica" en la primera guerra mundial , pasando por la ocupación alemana y húngara hasta la política de extinción de los "Ustaschi" croatas en la segunda guerra mundial. La injusticia que en tantas ocasiones han sufrido los serbios en el pasado facilita a los déspotas de hoy convencer a las masas de su inocencia actual y de la bondad de sus objetivos. Quien critica sus planes es identificado como integrante de aquel ejército enemigo ferozmente armado que tenia como objetivo la extinción de la nación serbia para pasar a dominación turca, alemana o croata.
Si la imagen que tiene una comunidad de sí misma está dominada por la victimización, cualquier crimen que cometa esta comunidad será inculpado a los otros, a los que sufren.
Elías Canetti escribe sobre el proceso mediante el cual se desemboca en la guerra, que se entiende como un acto de autodefensa nacional, y la mayoría del país lo entiende así. "Es un acontecimiento asombroso": deciden que están amenazados con la extinción física y transmiten esta amenaza a todo el mundo. La palabra clave de esta frase es "deciden", que no caracteriza el proceso por lo que respecta a sus seguidores pero sí por los que están en el poder, los payasos de las cortes, y los historiadores de guerras preventivas. En el caso de los serbios se puede precisar una fecha concreta con mucha exactitud : fue con el "Memorando de la Academia Serbia de las Ciencias", donde los condecorados intelectuales, con sus mentes preclaras, advirtieron a los líderes políticos sobre la delicada situación de la supervivencia de serbia como uno de los más antiguos pueblos de Europa.
Los asustados observadores tienden a definir la descomposición de Yugoslavia como un caso especial, y lo evaluan en su terminología como un pedazo de Asia en Europa. Yo abogo por definir Yugoslavia dentro del modelo europeo, y no creo que constituya una excepción. Canetti describió en su obra "Masa y Poder", con una visión tan amarga como lúcida, el proceso de la mentira propagandística una vez que ya está arrancada la legitimación de la guerra, como acto defensivo. Hay que recrear una y otra vez la ficción de que nos amenazan. Independientemente de si el origen, proceso y objetivo se contradicen, la ficción básica nunca se pone en duda : sólo un bando ha sido amenazado y, en su ataque, sólo intenta impedir la propia extinción al batir al enemigo en su propio terreno.
Uno de los autores "valientes" que ha seguido la tradición serbia del aforismo crítico en tiempos del despotismo es Dejan Milojevic : publicó en un periódico de la oposición serbia - hoy ya desaparecido - sus conclusiones al respecto : "No caemos en la trampa de una provocación armada, atacamos siempre primero"; y en un segundo aforismo añade : "La guerra es la única solución. Otras hubieran sido una catástrofe nacional". Para entender esta lógica no hace falta centrarse en los abismos de los balcanes... basta echar un vistazo a la historia alemana, salpicada de "historiadores del ataque" para su propia defensa.
De todo ello queda sin ninguna duda que el que fue atacado era el agresor. Canetti escribe sobre los guerreros de la tribu de los "Taulipang" , que acaban de exterminar a otra tribu : no han dejado vivos a mujeres ni a niños, pues el objetivo era la destrucción de la manada hostil de tal manera que nada quedara de ellos. El suceso es contado alegremente por su parte, pues los verdaderos asesinos eran los otros.
En el "Memorando de la Academia Serbia de las Ciencias" antes mencionado, origen de consecuencias tan graves, se menciona seriamente y a conciencia que los albanos de la provincia del Kosovo cometen un genocidio contra los serbios. El hecho de que la mayoría albana esté oprimida por la policía y la justicia serbia y que el Kosovo se convierta en un "Soweto" después de los disturbios de 1981, se transforma en perspectiva serbia en un acto de autodefensa por parte de un grupo arrinconado, al cual no se puede negar el derecho de impedir su propio asesinato de antemano. Pero ?qué forma tiene este genocidio? No proviene de los cañones de los fusiles sino de los departamentos de maternidad de las clínicas. Mediante una alta cuota de fertilidad, los albanos han conseguido durante generaciones una mayoría fuerte. De cada 100 habitantes, 90 son de la mayoría albana y solo 10 del grupo serbio. Como casi en todo el mundo, la cuota de fertilidad descendió en la comunidad más rica y disparó la de las comunidades más pobres, que sufrían opresiones y desventajas sociales. ? Genocidio por fertilidad?
Al mito serbio de "Sangre y Tierra" (Blut und Boden) contraponen el mito albano de "Sangre y Testículos" (Blut und Hoden). Ambos bandos consideran el incremento de la población como un acto agresivo. Canetti subrayó varias veces que en las modernas sociedades industriales el concepto de las jaurías que se propaguen rápidamente puede ser peligroso: pintan la imagen de una población mundial que compran, consumen y producen basura a un ritmo de aceleración constante. La propagación de los hombres, así como la de los bienes, cargos políticos, comercio e influencia social tiene un papel peligroso en la relación entre albanos y serbios.
Me han respondido varios autores albanos en relación al porvenir del conflicto: los vamos a aplastar con la polla. Querían decir con esto que la fertilidad de las familias serbias es menor respecto a los albanos (tienen un promedio de dos hijos, se preocupan mucho por la formación, etc.) En el caso de los albanos domina la imagen de los niños como bendición de la estirpe, orgullo de los padres, riqueza de la familia y también una promesa para la nación. Tanto en familias analfabetas como intelectuales, tanto en casa de campesinos, como en familias de médicos, domina la regla de los seis hijos de promedio.
He escuchado muchas veces que hasta los albanos que crecieron con películas americanas, literatura alemana, filosofía francesa etc. consideran que el hecho de que la cuota de fertilidad esté más alta que la serbia es una victoria sobre la impotencia, el cansancio y la flojera serbia. ....Mientras muchos albanos hablan con desprecio y prejuicios de la infertilidad serbia se pasea en la fobia serbia un sobón albano que continuamente quiere aparearse, un violador con genitales gigantescos, que suele multiplicarse como conejos, a causa de falta de una cultura elevada. La propagación constituye para ambos pueblos un acto agresivo. No sólo afecta al padre y a la madre, a una sola familia, al clan, sino a la etnia entera. Mientras crece una etnia, disminuye la otra, y las dos se orientan siempre hacía el otro, y así notan disminución y crecimiento.
Entre los crímenes más bestiales de la guerra en Bosnia se cuentan las múltiples violaciones, en su mayoría a mujeres muslimes. Desde siempre la violación a mujeres ha sido una de las bárbaras consecuencias inevitables de la guerra. Pero en Bosnia se han permitido las violaciones no como sueldo de unos vencedores bárbaros, sino que se ha ordenado violar como medida para llegar a los objetivos de la guerra. Son incontables las confesiones de soldados serbios, y los que echan leña al fuego de la guerra donde se ensalza el valor étnico. Las violaciones causan que estas mujeres musulmanas o las croatas den luz a niños serbios. La violación como acto de brutalidad sobre los vencidos forma parte de la normalidad de una guerra; lo especial de la guerra en Bosnia es la idea de la propagación de la etnia serbia dentro de una masa hostil.
Postlogo necesario: en este intento de aplicar las ideas de la obra "Masa y Poder" de Elias Canetti a las crueles e incomprensibles guerras de los balcanes hemos hablado de actos serbios. Sería erróneo deducir de ello que toda la culpa la tienen los serbios. Otros también han contribuido....pero estoy convencido que esta guerra no era una fatalidad del destino que tenia que ocurrir, y que no hace falta derramar toda la sangre para que esta guerra termine. Desde el principio se ha podido ver claramente quién provocó, forzó y aplicó la "limpieza étnica".
Traducción de J. Boehmeke y N.Picallo, 1995 de: "Der Mythos vom geknechteten Volk" de Karl-Markus Gauß, publicado en "Freitag" 14-07-1995,29, p.9 f